viernes, 9 de mayo de 2008



Los viejos

Durante más de medio siglo han pasado por su vida muchos viejos.
Los sus viejos abuelos. Los sus viejos vecinos. Los sus viejos compañeros. Los sus viejos profesores. Los sus viejos padres. Los sus viejos suegros.
Viejos hay de muchas clases- dice. Los que han vivido bien y tienen una vejez disimuladamente tranquila, porque… ¡Quién no tiene preocupaciones después de haber vivido tanto! Y están los que han pasado por la vida llenándose de malos sentimientos, de envidias, de rencores y desamores que por más que no quieran han carcomido su espíritu…


Ella dice que todos los sus viejos la acompañan siempre. Especialmente cuando sale a la ruta, se le suben al auto, aunque son cada vez más y ya casi no hay espacio. Sin embargo los admite con gusto y aprovecha el momento para charlar con ellos, para pedirles consejo y para agradecerles todo lo que la ayudan diariamente.
Al lado va el su dulce padre, secándole las lágrimas. La su vieja abuela tana le pone la mano tibia en el hombro, el su viejo profesor le sonríe estirando los labios finos y morados en un gesto de “¡vamos bien!”
A ninguno le molesta el rock de la 88.9, que sintoniza rápidamente, cansada de
tanta cultura yankee, Pobre Youhnny, sólo rrrock en castellanou
El poncho de el su viejo suegro vuela por la ventanilla y el aroma de su cigarro hace que ella frunza la nariz, como siempre, pero ahí está, también él para apuntalarla con su presencia.
Están todos increíblemente cómodos, en ése, su único momento de soledad y ella le habla a ese conjunto de arrugas sabias y transparentes mientras acelera por el camino interminable, sin que ninguno de todos los sus viejos se quejen de la velocidad, ni de la música, ni de sus penas.
Ella y todos los sus viejos queridos, todos juntos entrelazando sus brazos, abrazándose los hombros, formando una muralla para defenderla de los embates de la vida, por siempre jamás.


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