jueves, 5 de agosto de 2010

Zapping maldito de los viernes por la noche



ZAPPING MALDITO DE LOS VIERNES POR LA NOCHE
Los viernes por la noche se vuelve diabólico.
El maldito aparato que tengo a los pies de la cama.
Ni bien caigo agotada y me desplomo sobre la cama estirando con precaución todas mis extremidades, de manera que disfruten conmigo del reposo, se me da por pensar que tendré una velada entretenida con los prometedores espectáculos que ofrece una compañía de TV por cable, famosa por sus muchos y variados canales.
A  veces, mi marido ha llegado antes que yo a la plataforma de los sueños y tiene su cuerpo – alma ubicada en el más profundo y lejano espacio.
Me prendo del control, ya que el terrible aparato ya está andando hace algunas horas y para  ejercitarme la paciencia, el objeto no responde. ¡Otra vez desprogramado! O se le habrán acabado las pilas… Recuerdo que a veces responde sacándoselas y poniéndoselas rápidamente. ¡Ah, la tecnología!
Ahora sí. Funciona. Ahora sí. Me dispongo completamente a ver algo que me apacigüe, y me genere un dormir tranquilo y feliz, como un film romántico o uno cómico pero inteligente o una expedición que recorra los hermosos paisajes de nuestro planeta, o algún musical colorido y oh oh…
Hay una mujer colgando de una cuerda casi desnuda, alguien la martiriza, sangre, gritos desesperantes y al final cortan su gargan… cambio. Otra mujer ahora colgada cabeza abajo, también con poca ropa, y otra que para propio placer la va decorando con tajos de algún arma extraña... ¿Sus  uñas largas de acero? Sangre, gritos  desgarrantes y cuando está por terminar su exasperada actuación infringiendo a su víctima quien sabe qué cosa… Cambio. Un par de animalejos copulando en un combate de vida o muerte, sangre, chillidos…otro par arrancándose pedazos, sangre, ruidos extraños… cambio. Policial, tiros, gritos, sangre…cambio. Otro policial, explosiones, tipos que vuelan por el aire, gritos, sangre… Cambio. Rezo para que no aparezca "Policías en acción" donde los allanamientos, crímenes, peleas callejeras y demás delitos son verdaderos...
Cambio. Zombis llenos de ampollas asquerosas  caminan  como si fueran de cartón y se comen las partes internas de todos los que encuentran, aggggg, me dan náuseas. Gritos y sangre y vísceras y cabezas vacías. Aggggg. Cambio urgente. Ay, no. Vampiros arrogantes casi de pasarela, con las fauces entintadas de rojo, cambio, y ay, hombres lobo de ojos amenazantes y pelos hirsutos. Cambio. ¡Alien! Noooo, Alien otra vez! Cambio. ¡Quiero algo  que aporte belleza y paz! Cambio. Película de bajo presupuesto y sexo explícito, ah no, el aburrimiento  dedicado a los que en la vida real no tienen  oportunidad de practicarlo o que seguramente disfrutan del voyeurismo.
Ahora encontré. Un dulce y antiguo dibujo animado. Espero, tal vez vanamente, que tenga un final feliz, porque ya sé que a Disney le gustaba matizar sus historias con realidades crueles…
Al menos no hay sangre, ni sexo explícito, ni pólvora, ni comportamientos asquerosos.
Me duermo y sueño con los noticieros que veo cuando puedo, de mi país, de otros países americanos, o europeos que son los que están al alcance del aparato maldito y en el sueño me doy cuenta que en ellos también hay gritos, sangre, muerte, conductas repugnantes, agresión, propiedades y personas violentadas, y derechos no respetados de todo tipo, presentados, muchas veces, en  la forma más burda posible. Y la pregunta persiste en mí, y me envuelve enroscándose persistente: ¿Por qué esa necesidad de ver actos nauseabundos para pasar el rato: del terror, de la violencia, de la muerte cruel, de la sangre que se esparce  a chorros?
¿De qué estamos hechos?

 Texto: Dea Bea


Imagen: Alberto Seveso,italiano.

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