En la calle, en el supermercado, en el banco,... nos ponemos obligadamente la máscara de la seriedad, de la preocupación
No se puede andar feliz por la calle.
Solo tienen permiso los niños y algunos adolescentes
Hasta las modelos y los modelos deben sacarse las caras de no me pasa nada y lucir una expresión de infelicidad y contratiempo sobre las pasarelas y en las sesiones de fotos.
Varias veces al día los medios se encargan de contribuir a la construcción de estas máscaras defensivas.
A veces me digo que no voy a escuchar ni ver ningún noticiero, pero después se hace necesario para saber qué máscara, de todas esas tristes y amargas, me pondré hoy.
Y de tanto usarlas se nos va perdiendo la alegría.
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