lunes, 9 de diciembre de 2013

El comienzo de la pérdida



La habitación era muy luminosa, por las grandes ventanas.
Ya había pasado lo peor: el abandono sobre la camilla de la guardia en un pequeño y sofocante recinto, donde el olor a muerte se hacía insoportable  y también ,la terapia intensiva.
Estaba sentado en la cama de muy buen humor. Se había reído y escandalizado a la vez cuando la enfermera lo había acompañado al baño.
Conseguime un camisón, me dijiste con cara de pícaro pudoroso. Esto así, no va- agregaste.
Vimos un rato de televisión, estaban pasando un parque botánico y vos agregabas un montón de datos e historias sobre las orquídeas.
Estabas contento, todos habían venido a visitarte, hasta Pedro. Recuerdo…cuando lo viste, le preguntaste adónde era el asado. Pedro dice que te compró algo con dulce de leche y que te lo dio a escondidas.
Luego el cansancio te ganó y apagamos el televisor. Pero veías otras cosas en la pared luminosa que estaba enfrentada a la cama y me las ibas describiendo como si fuera una película. ¿Ves ese paisaje? Me dijiste. Es hermoso ese río con los pedregales… ¿Lo ves?
Y veías tu vida  transcurriendo en la pared al frente de tu cama y yo no tenía más salida que decirte que sí, que sí  veía.
Tuve que adaptarme aceleradamente a cada comentario tuyo para decidir casi sin pensar, cuál sería mi respuesta.
Hasta que te cansaste y me dijiste que lo apagara. En un momento de inteligencia, cerré las persianas americanas de los ventanales y así la pared dejó de brillar y la historia de tu vida encontró un cartelito que decía FIN como en las películas antiguas.
En esos días de internación no perdiste ni el ánimo ni el buen humor. Hombre bondadoso de alma ingenua, que seguías preocupado por tus descubrimientos, tus labores de investigación, y lo más extraño para nosotros que pertenecíamos a  generaciones posteriores, por un sentimiento de fidelidad a tu patria, un patriotismo insólito para quienes el mundo globalizado nos había desdibujado la mitad de ese concepto.

La habitación ahora estaba oscura.
Cansado de tanto ajetreo, te dormiste, pero la energía y la luz de tu espíritu nos iluminaban a todos para ayudarnos a superar el final.