lunes, 27 de abril de 2015

CALOR EN LA CIUDAD



Salgo a tomar aire y no hay aire.
 El calor es agobiante adentro y afuera como si todavía estuviera el sol.
Las estrellas brillan más esta noche. Es que se ha cortado la energía eléctrica en toda la ciudad.
Sin aire acondicionado, sin ventilador… el calor pesa toneladas sobre la cabeza.
Las gotas de transpiración se hacen gotones y comienzan  a correr por el medio de mi espalda. Ya no soporto más… ni la solera.
De pronto siento una punzada en el oído. Mi tímpano me avisa, sin piedad,  que va a cambiar el tiempo.
Un olor a tierra volátil va llegando.

 ¡Al fin!
 Con la tierra, llega el viento sur.


Imagen: Obra de Zaya ·"Doll" con intervención digital de Bea Candiani

viernes, 24 de abril de 2015

GELSA,LA VIDENTE OCULTA





La mayoría de la gente anda por la vida casi sin saber adónde va a llegar.
Solo unos pocos deciden el destino de todos. Solo unos pocos mueven los hilos de la humanidad, pero  a su vez  y equilibrando apenas la situación, existen otros  como Gelsa que  han nacido con la intuición desarrollada.
Así va Gelsa, sobreviviendo cada día, llena de premoniciones y sobresaltos antes de que ocurran las cosas. Difícil vida que otros como ella también llevan sobre sus hombros.
Hoy despertó con varios mensajes para enviar  y uno a uno  fueron llegando los destinatarios sin que ella intentara comunicarse.
Ayer vio llegar a sus parientes antes de que llegaran y acomodó las cosas porque sabía que el diluvio iba a comenzar.
Sabe que mañana  las relaciones entre los compañeros de vida se harán más ríspidas, porque el virus del egoísmo tiene  campo fértil en esta sociedad de individuos insensibilizados por la tecnología.
Gelsa se mira al espejo… y ve su rostro en el  futuro. Gelsa se sienta a conversar… y sabe lo que dirán todos y cada uno de los presentes.
Ella sabe lo que el destino le ha preparado.
Pero nunca podrá dimensionar cuánto su influencia ha contribuido a que los hechos sucedan así, como ella ha predicho.-


MARITA


De niña fue una alumna modelo, concurriendo a una escuela modelo.
Tanto insistió su madre en el tema de ser cumplidora en la escuela, que fue una de las cosas que más aprendió en la vida.
Quiso ser hija modelo, y lo hizo hasta donde su lógica le alcanzó.
Quiso ser esposa modelo y madre de las mejores y lo hizo tanto como las circunstancias se lo permitieron.
La mayor parte de su vida consideró que lo más importante de su cuerpo era el cerebro y también los ojos.
Tarde se da cuenta Marita,  que también otras cosas eran esenciales.
Y ahí anda sin cintura y arrastrando las piernas, y el cerebro un poco chueco también, para no desentonar.
Le gustaba cantar, pero  las cuerdas vocales de tan poco usarlas, se le volvieron desafinadas.
Le gustaba bailar…pero solo su  alma bailaba con ritmo en todas las fiestas, hasta que se cansó de bailar así tan virtualmente, y entonces, ahora, no va más a las fiestas.
Los años le han dejado un gran susto por todo, la reacción  desaforada ante cualquier cosa, los reflejos exaltados y la memoria olvidada de los detalles.
El tiempo se ha vuelto un chicle  para Marita. A veces se estira mucho, otras se pasa rápido.
De tanto vivir sola entre las multitudes, Marita se cansó y prefiere confinarse. Su casa se volvió una fortaleza donde da vueltas y más vueltas en un circuito interminable.

Sueña  la Marita
 que ordena y ordena,
 y que vuelve a ordenar.
Que provee , ordena
 y no puede hablar.
Sueña que se embarca y lleva valijas,
 pero no se anima a desembarcar.
Sueña con las playas,
sueña con los mares
las arenas tibias
y  los olivares.
La Marita sueña
y en sus sueños ama
con todas sus ganas
con toda su alma.
Un hombre de humo
la espera en la playa…
Caricias y besos,
abrazos sin lágrimas.
Entonces Marita
pronto el alma apaga:
no puede, no debe
dejar su atalaya.-

martes, 21 de abril de 2015

MONÓLOGO INTERIOR EN EL SANATORIO


Habrá conseguido lugar para estacionar…San Expedito, haceme un favorcito…
Es increíble cómo te ayudan los hijos, a veces te ayudan a morirte antes,  y otras te ayudan a seguir viviendo. Mejor pago y me voy. Hay gente esperando mesa. ¿Dónde está la moza? ¡El café estaba bueno como nunca! Ahora de nuevo el tema de la revista a la salida. Debiera comprarla ya,  porque tengo tiempo de leerla en la espera. Es una producción interesante y ayudo a los chicos de la calle…
 Raúl no llegó a su destino. El viaje es largo…se habrá demorado al salir. También demoran en venir a buscarme. Hay una revolución en mi panza. Creo que va a explotar culpa de los transgénicos. En esta situación debiera hacer una selección estricta de comidas. Pero a la larga, las costumbres alimenticias que traemos desde la cuna ganan…
Escandalosa mayoría de personas obesas en la calle. Es principio de mes y hasta los obesos salen a cobrar (¿algún subsidio?)Bueno, yo todavía soy de ese club, del club de los subsidios no, del club de los gorditos.
La pierna no me responde. Levantarse endureciendo los músculos abdominales… ¡músculos abominables!
No sentarse con las piernas cruzadas…pero si hace rato que no las cruzo. Si el problema es circulatorio… ¿será peor aún?
La clínica está llena. Van y vienen caras ojerosas y no tanto. Ya terminé de leer la revista. La tapa ilustrada por un dibujante de por aquí. Me duró poco.
 Estar en un pasillo me marea. Lo que marea es  la marea… de gente.
Mujeres mayores. Una minoría vestida como si hace 30 años que no salieran de su casa.
Y  yo…  que  me he vestido como de Custó Barcelona. Rayas en los pantalones  y diversos animal print, remera y zapatos  con leopardos diferentes, más rompe vientos, pelo al viento, párpados negros, uñas oscuras y pulseras “porfis” abundantes. Una a veces se disfraza para alegrar el día con su propia ridiculez  y cambiar un poco las propias expectativas…
Las esperas son buenas cuando el lugar es bello. Aunque este tiene un poco de panteón con tanto mármol, metal y flores blancas. Un muchacho con muletas de aluminio de buen diseño. Cinco hombres de cabeza blanca. Mujeres ancianas… muchas,  de cabeza blanca, ninguna.
Los rictus de amargura de los hombres mayores no condicen con las caras de las mujeres mayores. ¿Qué han perdido los hombres en la última parte del trayecto de su vida?
Encuentro un lugar muy cómodo con sillones. Por un pasillo  he descubierto un comedor nuevo para almorzar o cenar. A las nuevas clínicas solo les falta una tienda de souvenirs.
Podría estar haciendo algo más que escribir. Ah, pero la farmacia. Vamos a comprar un cepillo de dientes que el que tengo parece una escoba y también cubre juanetes que dónde habrán ido a parar las curitas que compré el otro día. Seguro que las perdí o quedaron en las bolsas del super.
Hoy, 32º  y es invierno. Tengo que bajar del placar la ropa de verano….- Dea Bea 2014

sábado, 18 de abril de 2015

AUGUSTO



Flaco, tímido y  callado, fue el menor de una familia numerosa que siempre pasaba  inadvertido.
Solía jugar solo, y apartarse completamente  de los demás. Sus mejores amigos eran los gatos y los perros con quienes se llevaba muy bien. Con los demás era casi inexpresivo.

Morocho y finito, pero proporcionado. La nariz un poco aguileña  y  el pelo abundante y duro, hacían que tuviera una belleza rara que coincidía con sus  modales delicados y su vestimenta siempre perfecta.

Augusto creció sin dar trabajo a sus padres, siendo obediente y respetuoso con sus mayores, tragándose las bromas pesadas  y las burlas de sus compañeros por ser tan diferente a los demás y en cuanto terminó el bachillerato, se fue a estudiar la carrera que consideró más apropiada para contribuir al bienestar de la sociedad, donde más lejos pudo ...y  donde siguió siendo tan solitario y tan amigo de los gatos y de los perros como siempre.-

viernes, 17 de abril de 2015

EN DEFENSA PROPIA





No sabía para qué lo había puesto en el  lapicero, hasta esa noche.
Ya casi no llegaban cartas a los hogares, sólo alguna que otra cuenta que a pesar de ser enviada por la red, era  también llevada por el  cartero
Pero igual había conservado el abrecartas. Una espadita  afilada de plata, con cruces de nácar incrustadas en el mango, que había pertenecido,  tiempo atrás,   a su  querido padre.
No sabía para qué…hasta esa noche  en que estaba escribiendo  como siempre,  cuando  se le apareció el uñudo, al pie de la ventana y envuelto en una capa de niebla.


Uñudo: diablo


sábado, 11 de abril de 2015

DOÑA LUISA



Llegaba para trabajar, los lunes bien temprano.
Para esto, yo había lavado a mano  la ropa más delicada durante el sábado y el domingo. Y otra empleada había lavado todo lo demás durante la semana.
Luisa había sido la planchadora de la familia de mi esposo durante muchos años, y también fue de la mía, hasta que decidió no trabajar más. Había perdido totalmente la vista de un ojo a causa del glaucoma y le costaba calcular el espacio para movilizarse.
Doña Luisa, como la llamábamos con cariño, fue más que personal  auxiliar en casa. Me enseñó muchos trucos del tejido y de la costura. Nunca fui habilidosa con la máquina de coser, aunque sí  tuve paciencia para tejer y hasta para bordar, pero la costura es todavía para mí, un quehacer misterioso lleno de cálculos antropomórficos y senderos trazados por máquinas más complicadas aún.

Callada y bien dispuesta a escuchar mis quejas y reclamos con la vida, mientras planchaba ordenadamente, rociando primero las camisas, luego las sábanas y los manteles, haciéndolos rollitos para que la humedad se extendiera pareja  y quedara un planchado impecable. 
Así, viendo lo que ella hacía, aprendí a planchar la ropa masculina, sobre todo las camisas y los pantalones.

Muchas veces, me hacía pequeños arreglos  de costura  o me aconsejaba al respecto.
La paciente Luisa despejaba todas mis dudas y a veces contaba algo de su vida... muy poco.
De cómo había sido dejada como criada en un campo, en su niñez y cómo había aprendido a tejer  sola con dos ramitas de arbusto serrano. Siempre recordaba lo que le daban de comer en esa finca: un chorizo y una papa todos los días, sin variación.
Era muy habilidosa… Hacía los trajes de baile de sus nietos, cosía y tejía para ella y para otras familias, además de planchar en varias casas. Hasta había aprendido a hacer flores de tela que parecían naturales. Lo triste es que terminó ciega, sin poder utilizar tanta habilidad innata. Sabía de plantas, de huerta, de cocina y también de animales.
Un día le dije: Este pato que me regalaron me tiene cansada, se está comiendo todo; el otro día se dio un banquete de lentejas de agua. Me dejó el estanque pelado. Y ella me avisó: No es un pato es una pata. Bueno, dije, si no pone un huevo para Pascua, se la doy al mejor postor. Recuerdo ese  milagroso domingo de Pascua: como si me hubiera escuchado, nuestra pata puso un huevo enorme en el umbral de la cocina. Cuando nos cansamos de comer huevos de pata, la llevamos a una chacra para que tuviera mejor vida, pero sucedió que la pata estaba mejor entre seres humanos que entre los de su especie y así fue que la pata se quedó a vivir dentro de la casa de la familia campesina.

¡Qué no sabía Doña Luisa!
La quise mucho. Fue una compañía todos esos lunes de los años en que no trabajé por las mañanas.
Admiré su paciencia, su tranquilidad, y también la prolijidad con que se vestía.
Cada vez que plancho una camisa, siento que Doña Luisa me va diciendo el orden del planchado: primero las mangas, luego el cuerpo y  el cuello al final.
Claro que ahora se plancha cada vez menos, ya  que las telas no se arrugan como antes y basta con colgarlas en perchas y doblarlas  bien cuando están secas, cosa que algunas amas de casa muy apuradas ignoran, y van tirando las prendas sin cuidado, en una pila que crece día a día.

Bea.
  Escrito en el año 2014
Ilustración de: piniblu.blogspot.com.ar

sábado, 4 de abril de 2015

RECORDANDO A AMALIA




Iba por la calle… bajita, chueca, con el vestido manchado , roto y con su vaho propio. Los dedos saliendo por los zapatos destrozados. Con  tanta ropa que juntaba mendigando de casa en casa…Parece que solo le servía para venderla.
Allí iba, cargando las bolsas con todo lo que le daba la gente.Todavía me queda la duda si con los remedios que pedía…también hacía negocios.
El pueblo le había puesto diversos apodos, entre ellos La Cachavacha por la bruja que aparecía en una tira cómica para niños. Otro apodo era La Tumba Lata. Un día le pedí a una empleada, oriunda de la zona, me explicara qué quería decir ese apodo y rápido me contestó: la que tumba hombres…
Donde la encontrara, sabía que gritaría para saludarme y me vendría a dar un abrazo y un beso un poco pegajoso.
Pero era mejor eso que te gritara algún improperio en el transporte  o en algún lugar público, como solía hacer con otras personas.
La había conocido en mi adolescencia. Solo trabajó una semana en casa, pero no se olvidó nunca más de nosotros y en especial, de las tortas y del pan dulce que hacía  mi madre.
Cuando era pequeña se había salvado de morir de una meningitis gracias al Doctor como decía ella, alabando y mostrando respeto por el que fuera mi suegro.
Principalmente ejerció el viejo oficio y negoció con todo lo que podía. Tenía la viveza de   aquellos que se crían en la calle.
A veces, llegaba por casa muy insolente y cuando yo la retaba por sus maneras, se ponía seria y me pedía que no me enojara.
Las historias en las que se metía eran increíbles, como cuando se casó con un hombre muy viejo para ella , que en poco tiempo terminó en la cárcel.
Era característico el timbre tempranero de los domingos o de los días feriados que te sacaba de la cama: era ella con algún requerimiento o urgencia.
En los últimos tiempos se la veía poco. A veces aparecía golpeada y alegaba haberse caído. Cuando llegaba me decía: ¡Ya no doy más Beatricita!
Creo que tuvo varios hijos, pero solo conocí dos  muy bonitos,  cuyo  destino se asemejó al de ella.

Hoy me dieron la noticia. Amanda dejó de sufrir y andará por las calles de Dios, saludando a todos a los gritos, pero ahora resplandeciente y despreocupada.-  Bea 2015

lunes, 30 de marzo de 2015

LAS MANOS



Las manos de mi padre eran algo toscas… Yo las veía grandes, siempre tostadas por el sol.
Sus dedos parecían espátulas. Uno que otro estaba aplastado en la punta o en una uña, por algún accidente con herramientas.
Tenían mucha fuerza; podían hacer  casi cualquier cosa.
Si las mirabas desde las  palmas, eran manos con callos de trabajador, si las mirabas por la parte superior eran manos de artista donde la piel se mantenía suave y fina.
Manos incansables, capaces de tocar la guitarra  o el piano con rudeza para acompañarse en una canción desafinada, manejar el pincel con maestría para representar un paisaje o partir una piedra con la piqueta para tomar una muestra de minerales… Esas manos que procuraban darnos todas las comodidades y que lo mismo empuñaban una pala con brío que escribían una poesía  gauchesca, con aquella, su  letra  tan inclinada, tan decidida  y querida por mí.
Manos excepcionales.
Así como él.

Dea Bea

martes, 24 de marzo de 2015

INSTRUCCIONES PARA PRACTICAR AQUA GYM


Dicen los entendidos: "En el fitness acuático, el agua aporta equilibrio muscular y una mejor termorregulación. la temperatura corporal es mucho más estable, lo que proporciona una mayor comodidad y hace que la sesión de ejercicios sea más agradable. Asimismo, el aquagym aporta relajación y tranquilidad a quien lo practica, sobre todo por el efecto sedante del agua tibia" 

 Ahora, es conveniente que  tengas en cuenta algunas instrucciones que te vendrán muy bien para comenzar esta actividad, si no la has practicado aún.

1. Como seguramente llegarás justo cuando ya comenzó la clase por haber buscado a varias de tus compañeras por sus respectivas casas,  esas amigas que por tener alta conciencia ecológica usan tu auto-  en realidad no me gusta que maneje otra- y sobre todo,  para no perder más tiempo de esta valiosa actividad, debes llegar  al club con el traje de baño puesto. Ten en cuenta que las mallas para natación son algo difíciles de calzar la mayoría de las veces.

2. Guarda tus pertenencias y ropa en el casillero que encuentres más limpio, de lo contrario pagarás  las consecuencias.

3. Úntate las extremidades con vaselina para evitar la alergia al cloro y otros componentes químicos que hacen la pureza del agua de esa piscina, usada por cientos de personas cada día.

4. Cálzate las ojotas para no resbalar y coloca el toallón contra el frente de tu cuerpo, así disimularás al menos por un instante, los rollos impertinentes que han dejado los antojos  concedidos y el paso del tiempo.

5. Aspira la última bocanada de aire más o menos fresco del vestuario.

6. Si al entrar al natatorio, la calefacción está muy fuerte y los vapores tóxicos de cloro te hacen llorar los ojos, abre un poco y con disimulo alguna puerta o ventana que dé al exterior.

7. Cuelga el toallón en un sitio a la vista, y rápido pero sin prisa, simula darte una ducha fría que podría llamarse “enjuague de cortesía”, porque claro que ya te has bañado antes de venir.

8. Baja hacia la masa acuática con elegancia y fuerza, por la escalerita vertical, pero ojo que ésta se  acaba siempre antes de  lo calculado.

9. Trata de seguir las indicaciones de tu adorable profesora con brío y entusiasmo, y lo que es fundamental sin hacer cara de dolor alguno. La cara de esfuerzo molesta mucho a los profesores de gimnasia.

10. En el momento de la relajación, no te duermas sobre el flotador porque puedes llegar a roncar y a quedarte sola en medio de la pileta, ya que las demás respetarán tu sueño.

11. Si no te dormiste, puedes ir acercándote con disimulo a la escalerita de salida para tratar de llegar primero a los baños, ya que la necesidad de vaciar tus aguas internas será acuciante.

12. Date un baño calentito si es que consigues una ducha libre y  si es que logras equilibrar la salida de agua fría y agua caliente sin tiritar o escaldarte.

13. Sal de la ducha tratando de mirar solo hacia el piso por dos cuestiones:
a) para no resbalarte sobre los charcos de agua con champú
b)  o porque...¡  podrías  ver cuerpos femeninos nunca imaginados!

14. Vístete dentro de un baño, si es que encuentras uno libre, de lo contrario tendrás que hacer malabarismos bajo el toallón, no es cuestión de impactar a los demás con tus curvas pronunciadas.

15. Sécate el pelo si consigues un secador libre. En invierno es fatal salir con el pelo mojado!

16. Como a esta altura has llegado al límite de tus fuerzas, dirígete hacia el bar del club, donde todas las clases se festejan los cumpleaños del grupo con exquisitas tortas caseras y tómate un buen café.

Así repuesta, lograrás emprender el camino de regreso a casa y mantener el exceso de peso que por la gimnasia acuática eres capaz de llevar con un porte elegante y una actitud ganadora como ninguna.


domingo, 15 de marzo de 2015

INUNDACIÓN, FUTURO SIN CERTEZAS


Se los había dicho muchas veces. Qué ganan con seguir haciendo casas aquí en el valle, todos amontonados. Yo me quiero ir a vivir a la punta de la loma. Ahí, bien alto, porque la altura es salud. El smog queda abajo, las malas ondas y el peligro también.

Porque  lo que no me dejaba dormir era el riesgo de inundación.

Lo había soñado varias veces. Los viejos caños gigantes que bajaban del dique con la gran pendiente necesaria para generar electricidad, que desgastados y perforados por los años,  largaban pequeños chorros de agua por todos lados en divertido espectáculo... Esos, iban a ser la causa de la inundación.
¡Ahh  siempre pensando en negativo, “Katrina Come Back” ! Me decían todos los de mi familia,  por mi pensamiento  catastrófico.

Ahora que por lo menos muchos habían podido resguardarse, la gente de Defensa Civil me apuraba para que dejara la casa porque se venía lo peor. Ahora... al peligro intuido se agregaba  la lluvia torrencial que no paraba y la sospecha de que el dique tampoco iba  a aguantar: ¡una megacreciente!

Yo tenía preparada una caja con un rótulo: Supervivex. Tenía herméticamente encerradas varias cosas útiles, según mi criterio.
Un libro de supervivencia, yescas, cajas de fósforos, una navaja suiza, semillas de varias clases: de hortalizas y de frutales, de enredaderas, de flores y diversos tipos de aloe; agujas de tejer y de coser, un sobre techo de carpa, pilotos doblados en forma diminuta, fotos seleccionadas de la familia, rotuladores indelebles, hojas de papel,  cajas de variados remedios, pastillas para transformar el agua en bebible  y chocolates.
Supervivex era mi objeto secreto y al menos, nos permitiría sobrevivir en el medio de un desastre.
Debía alcanzar esa caja. Esperen solo un momento, dije y me agarré a una silla que ya flotaba a la altura del mueble sobre cuyo techo estaba guardada. Qué suerte que yo colecciono de todo y tengo todo previsto, pensé.
Sentí en el mismo momento que Julita gritaba: ¡Mamá qué haces, vamos!
La caja, alcancé a decir mientras manoteaba el techo del mueble de la cocina.
¡Ahí no hay nada, la tiré hace rato!- advirtió Julita.

Entonces  viendo flotar el estuche cerca de mí, pensé: Como no es el fin del mundo, me llevo la guitarra.  Y salí  por la ventana haciendo firuletes, nadando con un brazo y empujando el hermoso estuche  de mi guitarra con el otro.

Mientras tanto el oleaje oscuro y denso nos iba empujando rápidamente hacia la punta de una loma.-


Bea  Candiani 2008